sábado, 24 de mayo de 2008

Carta abierta a un amor hostil

Tragedia es mirarte a los ojos. Insoportable es oír tu voz vehemente entre susurros. Desdichado es cumplir tu legado maldito. Imposible es no rendirme ante tu cadáver.

Resulta singular como ante tanto sentimiento a contramano, todavía sigo perteneciéndote. Ya creo haberme vuelto el rigor de un tango húmedo que se resigna a la adicción de ese abrazo contrariado.

Yo me dejo vivir por tus berretines, quizás porque me reconozco en algunos de ellos. Tolero que te moleste el estrepitoso ruido del izamiento de una persiana, que no se hable de dulce cuando comes lo salado, aguanto tus charlas en medio de un viaje, te presto atención mientras leo mis libros, me someto a tus cambios de ánimo y soy un esclavo de tu misantropía.

Poco a poco fui cediendo, al relegar mis esperanzas de soledad y al admitir que soy tuyo, porque así es y así será siempre. Espero, no opines lo contrario… si no muero.

Porque al fin y al cabo tú me conoces y yo te conozco como nadie podrá hacerlo. Sé como te gusta el café, y tú sabes como yo lo prefiero. Amo pasear contigo y establecer leyes universales sobre la existencia humana, extraño que miremos los lunares encendidos del cielo, que andemos descalzos sobre el parquet encerado y durmamos la siesta hasta quedar atontados.

Te anhelo, yo no soy sin tu existencia. Pero en las veces que actúas frente a los otros… te vuelves mochila, te eriges despreciable… como si tu intención no fuera otra que esa.

Una vez, recuerdo, te vi en un video. No pude evitar desconfiarte cosas que son verdades. Lucías a patraña, a artificial, a impostado… hasta tu tono de voz fue pesadilla. Ese día te declaré mi odio y al otro, mi rendición.

Tu sombra me sigue hasta en este mismo momento, por eso dudo de la sinceridad de esta carta. Más no se cuanto la has censurado, si no somos más que uno.

1 comentario:

Mery dijo...

CLAP CLAP!!!
Excelente redacción...
Saludos
*Mery*